jueves, 28 de noviembre de 2013

EL TORO ENDEMONIADO

Cuentan los antiguos pobladores que por el año 1990, en el cerro del caserío alto potrerillo, se escuchaba los validos de un toro, aproximada mente entre las 11:30 pm. De la noche. Una abuelita que vivía muy cerca del cerro, despertada por la curiosidad quiso  averiguar si en verdad existía ese toro que balaba todas las noches. Es así que decide ir a verlo un día martes.Al escuchar de muy cerca el   valido del animal se quedó perpleja escuchaba el balido pero no lograba ver nada. Su curiosidad aumentaba, al estar muy cerca del lugar donde se percibía mejor los balidos, se le apareció una sombra inmensa tenía la forma de un becerro y botaba fuego por la trompa; la anciana al no soportar el miedo, corrió desesperada, gritando,sus vecinos la escucharon, corrieron en su auxilio,pero al llegar a su casa la encontraron muerta sin saber cómo.
Al día siguiente un joven de nombre Antoño quien también había escuchado a la  abuela gritar y visto cuando esta paso por su inverna contó todo a los pobladores.
La gente se atemorizó y desde ese día dicen  que, muchos que pasaron por ahí se quedaron muertos o locos,porque ese toro es el demonio que siempre está rondando el cerro, esperando que alguien pase para que sea su próxima víctima.
Los pobladores temían por sus jóvenes  hijos cuando bebía alcohol porque  siempre pasaban por ese lugar, sin importarles lo que le podía suceder.
Un día domingo 7 de octubre de 1988, doña Genoveva, madre de una de las víctimas de aquel monstruo aprovechando la visita de  un sacerdote,quien había llegado al caserío para hacer la misa por aniversario, contó todo lo sucedido. El cura se quedó sin palabras al escuchar el relato de la desconsolada madre,que parecía una novela de terror.

Al terminar de narrar la historia le rogó que bendijera y santiguara al cerro, el sacerdote sin hacerse de rogar  fue al lugar de acontecimientos y santiguo y bendijo al cerro y desde ese día ya no se escucha el balido del toro ni la noticia de nuevas víctimas la población, el domingo siguiente organizo una gran fiesta de bendición, donde todos comieron y bebieron sin peligro de nada.

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